Ab urbe condita (normalmente abreviado AUC o a.u.c.) es una expresión
latina que significa 'desde la fundación de la ciudad'; salvo usos retóricos en literatura más moderna, se sobreentiende que la ciudad mencionada es
Roma, cuya fundación se situaba tradicionalmente en el año
750 a.C..
Aunque a efectos prácticos los romanos distinguían las fechas según el
cónsul o monarca a la sazón en el poder (hablando, por ejemplo, del "año de Lucio Emilio Paulo y Cayo Terencio Varrón" para designar el 216 a.C. o del "quinto consulado de
Julio César" para indicar el 44 a.C.), la datación
ab urbe condita se utilizaba para situar históricamente los eventos. Estuvo en uso desde los comienzos de la historia romana; en el primer siglo a.C. se modificó ligeramente según el cálculo del historiador
Marco Terencio Varrón, que desplazó la fecha al 753 a.C. Sólo a mediados del siglo sexto el sistema de
Dionisio el Exiguo, que mide los años desde el nacimiento de
Jesús, se hizo de uso habitual en todo el imperio.